Uno de los temas más debatidos cada vez que se reúnen aficionados al fútbol es: ¿cuál es el mejor gol de la historia? Rara vez encontrarás a dos personas de acuerdo. Para algunos, lo que importa es el equipo, así que un gol que implique una jugada colectiva con la participación de varios jugadores y una combinación fluida encabezará su lista de preferencias. Para otros, se trata de esos momentos de genialidad individual, en los que un jugador hace algo sublime o inesperado que eleva el partido por encima de lo habitual y lo lleva a otro nivel. Y luego están quienes creen que el contexto del partido importa, y que cuanto más importante sea la ocasión y mayores sean las apuestas, mayor peso debe tener un gol.

Algunos de los goles más significativos jamás marcados, que cumplen algunos o todos estos criterios, se han perdido para la posteridad. Marcados en una época anterior a la televisión o YouTube, no existe un registro digital de ellos. En su lugar, su legado se transmite de boca en boca, de generación en generación, por aquellos que tuvieron la suerte de presenciarlos en persona. Por desgracia, deben quedar fuera de la discusión, ya que no hay nadie vivo hoy que pueda dar fe de su grandeza.

Dado el alto grado de subjetividad que implica, elegir un solo gol entre los cientos de miles que existen puede parecer imposible. Sin embargo, hay algunos que destacan y aparecen regularmente en encuestas sobre el mejor de todos los tiempos. Y, posiblemente, el que sobresale por encima de todos fue marcado por Diego Maradona jugando para Argentina contra Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de 1986.

La rivalidad

Aunque fueron expatriados británicos quienes introdujeron por primera vez el fútbol en Argentina, cuando ambos equipos se enfrentaron en el Estadio Azteca de México el 22 de junio, llevaban ya 20 años siendo rivales acérrimos, tanto dentro como fuera del campo.

El origen de esta rivalidad se remonta veinte años atrás, a otro partido de cuartos de final del Mundial disputado en Wembley en 1966. Ese partido, que ganó Inglaterra 1-0, vio al capitán argentino Rattin expulsado en un encuentro plagado de faltas y entradas duras. Rattin acusó al árbitro alemán de favorecer a los ingleses, mientras que el seleccionador inglés avivó la polémica llamando a los argentinos “animales”, un calificativo considerado profundamente racista en Sudamérica.

https://youtu.be/AhzsHD1CP8E

La situación entre ambos países fuera del campo se agravó mucho más en 1982. Ese año, la Junta Militar que gobernaba Argentina decidió invadir las Islas Malvinas, una colonia británica en el Atlántico Sur, reclamándolas como las Islas Malvinas. El resultado fue un conflicto armado entre ambas naciones, en el que Gran Bretaña envió tropas y una fuerza naval para recuperar las islas. En los combates que siguieron, murieron más de 250 británicos y 650 argentinos, ya que Gran Bretaña recuperó las islas, infligiendo una derrota humillante a las fuerzas invasoras.

Esa humillación y resentimiento ardían en los jugadores argentinos y sus seguidores cuando saltaron al campo aquel día y, en los días previos al partido, los aficionados se enfrentaron en las calles. Varios hinchas ingleses fueron hospitalizados.
La primera parte

La primera parte tuvo ocasiones tempranas para ambos equipos, pero Argentina empezó a controlar la posesión y el territorio sin tener nada concreto que mostrar por ello.

La Mano de Dios

Antes de que Maradona marcara lo que más tarde se llamaría el “gol del siglo”, ya había adelantado a su equipo con un gol que se hizo casi igual de famoso, pero por razones completamente distintas.

Seis minutos después de la reanudación, Maradona recogió el balón justo dentro del campo rival y se dirigió hacia el área de Inglaterra. Se la pasó a su compañero Jorge Valdano esperando una pared, pero el delantero perdió el control del balón, dando al centrocampista inglés Steve Hodge la oportunidad de despejar.

En su lugar, Hodge devolvió el balón a su propia área, donde Maradona había seguido la jugada. Lo que ocurrió a continuación se ha repetido miles de veces en innumerables documentales y recopilaciones de YouTube. El capitán argentino saltó y pareció desviar el balón por encima de los brazos extendidos del portero inglés Peter Shilton y meterlo en la portería. Excepto que Maradona medía 1,65 metros y Shilton más de 1,80 metros.

Lo que fue inmediatamente evidente para los defensores ingleses y cientos de millones de personas que veían el partido por televisión en todo el mundo es que Maradona había empujado el balón por encima de Shilton usando su brazo izquierdo extendido. El árbitro tunecino no vio la infracción y, más de 30 años antes de la llegada del VAR, el gol fue concedido.

No hubo nada accidental en lo que hizo Maradona. Fue un acto deliberado de picardía que, en la era moderna, le habría costado al menos una tarjeta amarilla. En cambio, convenció a sus compañeros para que celebraran con él, y ellos ayudaron a legitimarlo ante los ojos de los árbitros.

Más tarde, Maradona dijo en una rueda de prensa que el gol fue marcado “un poco con la cabeza de Maradona, y un poco con la mano de Dios”. Así es como se conoce hasta hoy.

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El Gol del Siglo

Si ese gol mostró a Maradona en su peor faceta, lo que hizo cuatro minutos después mostró la otra cara: el yin y el yang.

El pequeño mediapunta recogió el balón en su propio campo, por la derecha, y al principio no parecía haber peligro para Inglaterra. Sin embargo, giró sobre sí mismo para dejar atrás a dos jugadores ingleses, Peter Beardsley y Peter Reid, y luego avanzó hacia el campo inglés, estirando las piernas mientras empezaba a acelerar. Los defensores quedaron atrás mientras Terry Butcher salió a su encuentro. Sin embargo, un regate lo llevó más allá de la pierna extendida de Butcher, mientras se acercaba al área.

El siguiente en intentar y fallar en detenerlo fue Terry Fenwick, a quien Maradona simplemente dejó atrás antes de que otro regate a la derecha le permitiera esquivar la salida de Shilton y deslizar tranquilamente el balón en la portería vacía. En diez segundos, Maradona recorrió más de 60 metros y superó a más de la mitad del equipo inglés.
Fue un gol de asombrosa genialidad y talento individual, que llevó al comentarista uruguayo Víctor Hugo Morales a pronunciar la frase inmortal: “¡Quiero llorar, oh santo Dios, viva el fútbol! ¡Qué gol!”

Maradona luego hizo un cumplido indirecto al equipo inglés, admitiendo que cualquier otro equipo habría intentado hacerle falta en la jugada previa al gol, pero los ingleses lo dejaron avanzar porque son “los más nobles del mundo”.

Qué pasó después

Gary Lineker recortó distancias para Inglaterra y tuvo una oportunidad al final para empatar, pero Argentina aguantó y ganó el partido por dos goles a uno. Eso les llevó a las semifinales, donde se enfrentaron a Bélgica, y de nuevo Maradona fue el héroe, adelantando a su equipo con un toque sutil con el exterior de su pie izquierdo. Luego marcó un gol casi idéntico al que logró contra Inglaterra, recogiendo el balón en espacio y driblando a cuatro defensores belgas antes de encontrar la red.
Cuatro días después, Maradona levantó la segunda Copa del Mundo de Argentina en ocho años, al vencer su equipo a Alemania Occidental por 3-2 en la final.

El hombre detrás del gol

Diego Maradona fue y sigue siendo un personaje más grande que la vida. Considerado por muchos como uno de los mejores jugadores de la historia, era un hombre pequeño, pero un fantástico regateador y pasador, con un control de balón perfecto. Bajo de estatura, con un centro de gravedad bajo pero con un físico sorprendentemente robusto, podía superar a varios rivales en una sola jugada, como demostró con el “Gol del Siglo”.

Sin embargo, tenía un lado oscuro y la polémica nunca estuvo lejos de él, como demostró la “Mano de Dios”. Se trasladó al Nápoles en 1983 y ayudó al modesto club de la Serie A a ganar su primer título de liga en 1987, y luego a repetir la hazaña tres años después. Sin embargo, fuera del campo, se volvió adicto a la cocaína, tuvo varios hijos ilegítimos y mantuvo relaciones cercanas con la mafia local Camorra. Su etapa en Italia terminó en desgracia tras ser sancionado con 15 meses de suspensión por dopaje.

Luego, en el Mundial de 1994, fue expulsado del torneo por no superar un control antidopaje, y su celebración con los ojos desorbitados tras marcar contra Grecia mostró su adicción al mundo entero.

Desde su retiro, Maradona no ha rehuido los focos y ha seguido acaparando titulares con sus opiniones y posturas políticas, además de desempeñar numerosos trabajos como entrenador, director, comentarista de televisión y presentador de programas.

Ese gol recordado

El segundo gol de Maradona contra Inglaterra sigue siendo uno de los más celebrados de todos los tiempos, especialmente en el mundo hispanohablante. Argentina vio ese partido como una revancha por las humillaciones sufridas a manos de Ramsey veinte años antes y por la humillación de la Guerra de las Malvinas.

Sin embargo, incluso en Inglaterra, donde aún persiste el resentimiento por la “Mano de Dios”, el público ha llegado a reconocer la genialidad de Maradona y su segundo gol, votándolo como el número seis en una encuesta de los mejores momentos deportivos de todos los tiempos en 2002.
Para citar de nuevo al comentarista Morales Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tantos ingleses?